En la confusión general, quizá también equivocaron el discurso los centrales blancos, contagiados por la verborrea sincera del Barcelona la noche anterior, encantados de marcar estilo hasta incluso cuando han sido gravemente corneados. No sé qué prefiere el hincha en esos momentos, si tal confesión de culpabilidad, ese discurso políticamente correcto, o el ‘yo hablo el martes’ que soltó Cristiano camino del autobús, a mitad entre el desafío y el enfado monumental.