La demanda fue interpuesta por el Grupo Arco Iris, de la comunidad LGBT, que cuestionó si la omisión del número en el uniforme oficial de la selección está relacionada con prejuicios homofóbicos. Incluso el mítico delantero uruguayo, Sebastián Abreu, quien jugó en dicho país en 2019, tuvo que cambiar el número de su dorsal (13) que le había acompañado en su larga carrera. Sin embargo, en El Salvador hay dos números que están prohibidos.