Se ha vuelto un ritual que todos los hinchas que asisten al estadio a ver los partidos canten en el entretiempo una de las canciones más famosas de Bob. Lindsay Lohan era fotografiada hace una década tirando la basura precisamente con una de los Ramones, Justin Bieber sulfuró a los fans de Nirvana al plantarse una versión deluxe de más de mil euros en una alfombra roja y Kendall Jenner provocó ríos de tinta digital al dejarse ver con el logo del grupo metalero Slayer después de que Gary Holt, uno de sus guitarristas, diera un concierto con una camiseta en la que podía leerse “Kill the Kardashians” (“Mata a las Kardashian”).